lunes, 21 de abril de 2014

Puntos finales

Volví. Y volver no siempre da miedo...

Pasé por ese salón enorme que tantas veces me había hecho sentir completa por dentro. Y sentí como si nada hubiera cambiado: estábamos todos, casi iguales a como estábamos antes, y estábamos nosotros: con una pared imaginaria entre medio. No me incomodó esa pared, me hizo sentir segura.. protegida... Raro no? Segura y protegida... quién me hacía sentir así si esa pared ahora me separa de esa persona que hace tiempo fue la que me daba esa seguridad? Fue la respuesta más hermosa que encontré, después de tanto tiempo: Yo.
Yo era la causante de mi seguridad.
Yo era la que me protegía, a mi misma.
Porque en el momento donde entré y me enfrenté a lo que me hacía sentir sola, triste, rechazada, me pude dar cuenta que esa imagen estaba repetida en mi cabeza muchas veces, y recordé lo segura que me sentía en esos momentos, lo independiente, a pesar de que alguien ocupaba mi ser.
Entonces vi cómo esa tristeza de haber perdido ese "todo" se disolvía en que hoy mi "todo" es mi vida y no la de nadie mas, igual a como lo fue antes! Igual a como lo fue en esos momentos, donde me sentía "completa" ciertamente sin estarlo, o tener que ver con estar acompañada.

Y en ese instante me dí cuenta de lo que es querer sin añorar, aceptar sin dolores, darle el pase a los recuerdos memorables y despedir los rencores. Porque el tiempo es como ORO! Todo lleva su tiempo, todo pasa con tiempo...
Y ahora no hace falta rellenar el lugar que había dejado vacío.
Porque ahora es donde me doy cuenta que ya no hay más espacio vacío. Fue una experiencia completa que se guarda en esa cajita de recuerdos tan traicionera que es la cabeza (que ya no me va a jugar malas pasadas con el asunto).
Amar. Que bueno que lo viví, que bueno que puedo vivir más de eso.

Y ahora es donde se puede poner

El punto final

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