martes, 17 de marzo de 2015 0 comentarios

Lo nuevo te renueva

Y aunque suene redundante, esa es mi teoría del día. 
Desde hace mucho tiempo que quiero hacer cosas, planear metas, cumplirlas. Quiero ser diferente, quiero cambiar formas de mí que no me agradan o que me aburren y reinventarlas con nuevos colores, nuevos tonos y nuevas esencias. El estrés y las malas vibras ya no son opciones y no deberían serlas más, y una de las mejores ideas para alejarlas es el movimiento. Y digo movimiento refiriéndome a las actividades, acciones y tareas que hacen bien, que te llenan la mente de intenciones y propósitos de mejorar, de crecer, de avanzar... esas que surgen en uno mismo y pretenden desarrollar unas enormes alas que, al desplegarse, te lleven a la libertad, la creatividad y la motivación.
Quedarse quieto es como estancarse. Es atrofiarse, de a poco, esperando algo venir que nunca lo hará a menos que nuestras manos y pies se muevan para conseguirlo. Entonces necesito desear, visualizar aquello que quiero ser, ver cómo está tan al alcance de mí que ya lo puedo sentir, como una brisa rebelde del futuro que me acaricia y me hace sentir viva. Yo sólo debo seguirla, aunque ello implique el sacrificio. Aunque implique el terrible esfuerzo de tener que levantarme al caer, al tropezar, porque todos sabemos que lo nuevo no es fácil, cambiar -y cito a Estanislao Bachrach- "...implica un esfuerzo increíble para el cerebro. Pero creer es poder... cambiar." 
Y cambiar es crecer.

Y cómo me gusta crecer...
 
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