jueves, 3 de noviembre de 2016

Estaciones

Nos quedamos en silencio por un rato sentados en una mesita entre el bullicio de la gente de la cantina hablando, riéndose y saludándose entre ellos. Entonces le pregunto:
 ¿En qué pensas?
Siempre suelo hacer esas preguntas tontas. Aunque no son muy inocentes.. juegan como un arma de doble filo: las respuestas pueden ser desde demasiado simples hasta muy interesantes. Vale la pena arriesgarse.
 En que la vida es un tren.  me dice
 Dejá de mentir  y suelto una carcajada No estabas pensando en eso.
En serio te digo  me responde con su voz grave, y una leve expresión en el rostro que me hace entender que está hablando en serio— La vida es un tren que pasa, y si te descuidás te puede pasar por encima.
 Y las personas entonces?
 Son estaciones. Vos te subís al tren y no sabés lo que te va a deparar. Te subís y no sabes en que estación te vas a bajar. Por ejemplo, a mí el tren me bajó en la "Estación amistad con cherubelle". Y acá estoy.
— Pero vos también decidís en qué estación bajarte, y qué personas dejar que se bajen en tu estación.
— No, eso es cuestión del tren, el tren te baja donde quiere, y vos no sabés que te va a deparar.
 Pero entonces, cómo explicas que yo haya podido decidir que personas que se bajaron en mi estación se alejen?
 Vos te alejás, vos sos la que se va acá  me dice.
Le sonrío. Le había salido muy espontáneo ese comentario.
Estaba refiriéndose al año que viene, y mi decisión de no seguir la carrera. Cosas que no tenía presentes en ese momento, él se ve que sí.
Después de un ratito de hacer unas sonrisas cómplices le digo:
 Y vos, por ejemplo, podrías volver a tomarte el tren y dejar de bajarte en estaciones donde no tenés nada que hacer..
 Esa estación valía la pena  me dice. Él sabía a lo que me estaba refiriendo antes. Una morochita interesante, rockera y coqueta que lo tenía estúpido. Era una estación difícil. Una estación histérica.
— No digo que no, eh! Sólo digo que ya es hora de tomarte el tren de vuelta.
 Sigo pensando que podría haber sido para mí. Esa estación. Pero no fue.
— Pero no fue, y sabés por qué.  

 Era una estación engañosa  le seguí explicando: te bajaste del tren y todo era bello, toda adornada con las cosas más lindas. Tenías ganas de quedarte ahí para siempre. Empezaste a buscar la llave para entrar por la puerta de la estación, pero no la encontrabas. Y te dabas cuenta que cualquier imbécil que llegaba a la estación pasaba y vos no. Y te daba bronca, si te estabas esforzando un montón por conseguir la maldita llave! Te querías ir pero la estación te traía de vuelta, y te tenía ahí... sin dejarte entrar pero sin tampoco dejarte ir. Estaba jugando con vos.
— Vos hiciste eso alguna vez?
 Creo que sí. Pero me arrepentí. No está bueno  es de pendeja hacer bajar del tren de la vida a alguien si no vas a hacer que su estadía en tu estación sea reconfortante.
 Pero en esa estación se bajan los más taaap  dijo con su tono de locutor de radio de fútbol. Siempre lo hace. Yo me empecé a reír como siempre lo hago.
 No es así, sabés que no.  no hay un buen historial de visitas ahí  Se han bajado personas que me han hecho mucho mal. Les agradó la estación, les di la llave, entraron y desarmaron todo. Algunos hasta se olvidaron de devolverme la llave, y se fueron dejando la puerta abierta. Otros vinieron a querer hacerse propietarios de la estación, y empezaron a querer destruirla y armarla de nuevo por completo a la medida de ellos mismos, de forma muy egoísta... posesiva. Estos últimos hicieron tanto lío que tuve que construír una reja de hierro enorme, alta, para dejar a esas personas afuera. Y no se querían ir, y siguen ahí tratando de traspasarla, con energías negativas, rencores, dolor. Por lo que yo estaba cuidando de la estación todo el tiempo, con miedo a quién dejaba pasar. Entonces me acostumbré a la reja. 
Y no sé si dejé entrar a más nadie.
 Tampoco existe tal reja. Esa estación es demasiado... sensible, para estar entre rejas  me dice.
 Por ahí es por eso que lo está. Es más fácil evitar nuevos daños. No arriesgarse.
 No creo que dure para tanto
 Lo dice el que tiene una estación hecha de mármol  me río.
 Tampoco es tan así. Pero dejar pasar es... difícil. 
 Es arriesgado
 No se si más que subirse al tren.
Porque la vida es un tren que pasa, y si te descuidás te pasa por encima. 
Pero a veces... cómo queremos que nos pase por encima.

A veces es lo que más nos hace sentir vivos.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Basta ya de penas por acá...
¿Cual es tu pena?
Mr. Rock

Anónimo dijo...

Escuchar el plan de la mariposa y leer este texto me voló el bocho, cada cual arma su estación de la mejor forma esperando a los invitados y como en todo lugar a veces se tiene que hacer uso del derecho de admisión o a veces simplemente, abandonar la estaticidad de una estación y subirte a la vertiginosidad de un tren del cual no sabes su destino, ni sus paradas, cada cual eligen si va a ser viajero o recepcionista de su vida..

Anónimo dijo...

Gracias por dejarme llegar a tu estación. ❤

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